En días pasados, finalizó en Cancún la "XVI Conferencia Internacional sobre Cambio Climático", también conocida como COP16. Su objetivo principal era lograr un acuerdo sobre la reducción en las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), y en general, controlar las acciones humanas que incrementan ese fenómeno natural. Se buscaba también el acuerdo con respecto a programas específicos para la protección de recursos naturales y para la determinación de acciones conjuntas.
Se sabe que los impactos del cambio climático son y serán diferenciales entre los países y territorios del mundo. Aquéllos situados en ciertas posiciones geográficas sufrirán más, y entre éstos, como siempre, la peor parte la llevarán las naciones empobrecidas y la población más desprotegida económicamente.
Por ello, nos pareció pertinente compartir con ustedes un artículo aparecido en el diario Le Monde, que habla de la necesaria reorganización de ciertas estructuras para la efectiva mitigación del cambio climático y sus efectos sobre el espacio social y la población del mundo. La forma y la profundidad que adopte la reorganización es debatible -y en ese sentido, la del articulista es una postura entre muchas-, pero son cada vez más las voces que sostienen el carácter insostenible -ya no digamos sustentable- del orden mundial.
Las grandes disparidades que caracterizan las relaciones entre actores globales, así como las grandes desigualdades al interior de los espacios nacionales, han llegado a un punto de crisis. El artículo que compartimos hoy, entonces, busca generar una reflexión sobre el papel de los diversos actores en dicha reorganización, entre los cuales la población en pobreza es fundamental.
Se sabe que los impactos del cambio climático son y serán diferenciales entre los países y territorios del mundo. Aquéllos situados en ciertas posiciones geográficas sufrirán más, y entre éstos, como siempre, la peor parte la llevarán las naciones empobrecidas y la población más desprotegida económicamente.
Por ello, nos pareció pertinente compartir con ustedes un artículo aparecido en el diario Le Monde, que habla de la necesaria reorganización de ciertas estructuras para la efectiva mitigación del cambio climático y sus efectos sobre el espacio social y la población del mundo. La forma y la profundidad que adopte la reorganización es debatible -y en ese sentido, la del articulista es una postura entre muchas-, pero son cada vez más las voces que sostienen el carácter insostenible -ya no digamos sustentable- del orden mundial.
Las grandes disparidades que caracterizan las relaciones entre actores globales, así como las grandes desigualdades al interior de los espacios nacionales, han llegado a un punto de crisis. El artículo que compartimos hoy, entonces, busca generar una reflexión sobre el papel de los diversos actores en dicha reorganización, entre los cuales la población en pobreza es fundamental.
La Asociación Mexicana ATD Cuarto Mundo actúa en concertación con las autoridades públicas correspondientes y en el respeto de las leyes e instituciones mexicanas. Reúne a personas, familias y grupos sociales que rechazan la miseria y la exclusión en la que están condenados a vivir, y a los que se comprometen a su lado, mujeres y hombres de todos los orígenes y de todos los países, que comparten ese mismo rechazo.
México, en el transcurso de su proceso histórico, tiene ejemplos de personas e instituciones que han luchado y luchan por construir una sociedad justa y humana, por lo que es imprescindible conocer y nutrirnos de esa rica experiencia y transmitirla a todo el mundo.