24/6/10

ELECCIONES PRESIDENCIALES EN COLOMBIA

El 20 de junio se llevó a cabo la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Colombia. Los candidatos: Juan Manuel Santos Calderón, cercano al oficialismo y quien resultara triunfador, y Antanas Mockus Šivicka, ex alcalde de Bogotá y miembro del Partido Verde.

Ahora bien, ¿qué lugar ocuparon las personas desfavorecidas en esta elección? ¿fueron consideradas en los debates? ¿hubo propuestas dirigidas a mejorar su situación? Para avanzar una reflexión sobre el tema, les hablaremos en esta ocasión de dos textos.

Por un lado, Patrick Bèle(1) discurre sobre los millones de colombianos desplazados de sus tierras por paramilitares(2). Éstos, dice, son frecuentemente mercenarios al servicio de los grandes terratenientes, que buscan ahuyentar a los pequeños propietarios.

Por el otro, Antonio Caballero(3) reprocha al ganador de la elección no ser consciente de la "raíz de la guerra secular de Colombia": la lucha por la tierra. En un duro artículo(4), llama también la atención sobre lo que llama el narcoparamilitarismo y el desplazamiento que produce.

Estos autores, y otros, coinciden en ver ausente del debate político la cuestión de los desplazados. Ello no implica, por supuesto, que los candidatos no lo prevean entre sus propuestas de campaña, pero  que no le den mucha atención puede llevar a pensar que no es un asunto prioritario de los proyectos políticos colombianos.

Sea como fuere, es necesario luchar para evitar la invisibilización de estos problemas, por meterlos a la opinión pública nacional e internacional, y por vigilar que se cumplan las promesas de campaña. A propósito de éstas, en el siguiente vínculo encontrarán lo que decía Santos sobre la población desplazada:



Notas
1. Periodista del cotidiano "Le Figaro", encargado de la región latinoamericana.
2. "Quatre millions de déplacés oubliés de la présidentielle colombienne", 16/06/10. En:
http://blog.lefigaro.fr/amerique-latine/2010/06/quatre-millions-de-deplaces-absents-de-la-presidentielle-colombienne.html
3. Periodista y escritor colombiano, colaborador del hebdomadario "Semana".
4. "El gobierno de Santos", 12/06/10. En:
http://www.semana.com/noticias-opinion/gobierno-santos/140198.aspx

13/6/10

OTRA MIRADA SOBRE SUDÁFRICA

Ahora queremos compartir con ustedes un artículo de Tanguy Berthemet, publicado el 10/06/2010 en el diario francés Le Figaro, a quien pertenecen todos los derechos del mismo. Nos da otra mirada sobre lo que ocurre en Sudáfrica, sede de la Copa Mundial de Futbol 2010.

Sudáfrica es un país con larga historia, una de las víctimas más recientes del colonialismo y el racismo. Actualmente es la mayor economía de África y es candidata a un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU, pero le quedan muchos pendientes por resolver. Tampoco debemos, sin embargo, quedarnos con la idea de que cosas como ésta sólo suceden en los denominados "países emergentes" o en los "tercermundistas", pues desgraciadamente la miseria  y la desigualdad están presentes en todo el mundo.

En el recuadro de la derecha encontrarán un vínculo al artículo original.
 
DIEPSLOOT, UN ISLOTE DE VIOLENCIA LEJOS DE LA FIESTA DEL FUTBOL
Diepsloot es una villa de chabolas en la que se instalan los más pobres de los pobres. Para ellos la Copa del Mundo ya está lejos, como un sueño inalcanzable.

A la salida de Johannesburgo, no hay ningún letrero que indique Diepsloot. Los techos del lugar surgen en medio de los campos como un inmenso lago de lámina. Diepsloot es una villa de chabolas, un asentamiento salvaje donde varan los más pobres de los pobres. 

Como sus vecinos, Raymond Letlalo no escogió vivir ahí. Salido de su pueblo hace diez años con su mujer y sus hijos, simplemente se detuvo en el lugar. "Es el único sitio donde se puede sobrevivir. En otro lugar, haría falta pagar alquiler".

Raymond no se toma la pena de precisar que es desempleado. Aquí, eso se presupone. "Trabajo no hay", dice. Para sobrevivir, pasa de una actividad a otra, vendiendo naranjas o llaveros a la orilla de la carretera. Para él, como para todos en Diepsloot, la Copa del Mundo ya está lejos, como un sueño inalcanzable. "Al principio, creíamos poder encontrar trabajo en la construcción de los estadios y los trenes. O ayudando a los turistas. Pero aquí no hay nada para nosotros". Raymond intentó entonces ser vendedor ambulante de banderines y camisetas para ganar algo de dinero. Sin éxito. "Es necesario tener autorización oficial para hacerlo. Y yo no tengo", explica. El desencanto ha ganado terreno en estos últimos meses, atenuando el entusiasmo alrededor de la primera Copa del Mundo celebrada en África. "¿Dónde están los miles de millones de dólares gastados para el evento?", se indigna Mputhumia Khela, administradora de una pequeña ONG de ayuda a los seropositivos.

La hora del crimen
La FIFA y el comité de organización local, conscientes de la mala publicidad generada por el descontento, reaccionaron. Construyeron un pequeño estadio con pantalla gigante en Diepsloot para permitir a los fans seguir los encuentros. Una buena intención que obliga a la risa. "Los partidos son en la noche. A las 8:30 pm. ¿Cómo vamos a ir?". Pues, apenas cae la noche, los callejones de Diepsloot se vacían de golpe. En la penumbra, en esas zonas sin electricidad, comienza la hora del crimen. "No hay que salir. Se haría uno matar. En la noche, nos resguardamos en las casas e, incluso si escuchamos ruido afuera, no nos movemos", afirma Moïse Mandla.

Moïse es afortunado. Hace dos años, olvidando sus propias consignas, casi pierde la vida. "Quise ir a visitar a un amigo que tenía problemas. En una esquina obscura, dos hombres me saltaron encima. Me golpearon con barras de fierro para robarme mis cigarros. Ni siquiera me hablaron...", recuerda. Le encontrarían a la mañana siguiente, bañado en sangre. La policía jamás llegó. La historia era demasiado banal.

A finales de mayo, dos cuerpos desmembrados fueron encontrados en un baldío. Dos mujeres, víctimas de violación, muy corriente en el lugar, o quizás prostitutas. "Frecuentemente olvidamos decirlo. Si hay un vínculo evidente entre la pobreza y la violencia en el país, es que los pobres son las primeras víctimas de esa violencia", señala Aubrey Matsiqui, del Centro de estudios políticos. Según el Center for the Study of Violence and Reconciliation, casi 80% de las víctimas de homicidio pertenecerían a las clases muy desfavorecidas.

Contra toda evidencia, Nare Setati, portavoz de la policía local, afirma que "la violencia y la delincuencia bajan claramente en Diepsloot". Después de dos años de patrullar el barrio, el oficial Marvin ofrece una mirada menos positiva: "De noche, no podemos hacer nada. No somos suficientes y no se ve nada en los callejones. De día, las intervenciones son muy delicadas y aún más peligrosas".

Cansada de ser una presa, cansada de ser olvidada por las fuerzas del orden, la población se ha rebelado. Ser tratado de ladrón en Diepsloot equivale casi a una condena a muerte. Bajo la mob justice ("la justicia de la masa"), arma última de un pueblo exasperado, los linchamientos se han vuelto comunes. El drama es siempre el mismo. Un hombre es señalado por su "víctima" a la justicia popular. "En segundos, la masa se arremolina a su alrededor y lo golpea hasta la muerte. Nadie puede hacer nada por él", relata el periodista Golden Mtika, quien afirma que ha habido 8 linchamientos desde inicios de año. ¿El "culpable" lo es verdaderamente? "Es imposible responder", reconoce Mtika. "Mala suerte para quien parece mal tipo".

La violencia que responde a la violencia ha hecho la vida en la villa aún más dura. Por eso, Raymond tiene mucho miedo. "De noche, hay que cuidarse de los malos tipos, y de día, hay que cuidarse de no ser tomado por uno".


Tr. y responsable de la publicación: J.M. Ramírez.

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