27/2/11

TESTIMONIO DE UNA ANIMADORA TAPORI

A veces es difícil explicar qué es Tapori y cómo funciona. Una vez que se descubre, sin embargo, se entiende su importancia y la gran satisfacción que puede generar entre todos los involucrados, tanto niños como adultos. Presentamos a continuación un testimonio que da cuenta de ello.

"Siempre busqué cosas que me permitiesen educar a mis alumnos, no me refiero solamente a los conocimientos, sino al principio mismo de la educación, y también a lo emocional. Mi interés en TAPORI me permite inculcar los valores humanos, TAPORI me ayudó a descubrir la vida de cada uno de mis alumnos y sus familias, permitiéndome entender el porqué de sus dificultades.

Lo rico en TAPORI es la amistad. Los niños descubren, de acuerdo a sus reflexiones, el verdadero sentido de esa palabra. Es emocionante cómo los niños del mundo hablan de la amistad, con palabras simples, muy profundas, intentan demostrar que la amistad es la fuerza más grande para luchar contra la miseria y la exclusión.

Con los niños TAPORI que he trabajado en los años anteriores, he logrado que sean niños que valoren la amistad y acepten a los demás. Mis alumnos son niños muy amables, siempre hablan de sus nuevos amigos. En los encuentros deportivos u otras reuniones, son los primeros en buscar nuevos amigos. TAPORI nos da herramientas para no equivocarnos en la construcción de una verdadera amistad.

La solidaridad en TAPORI es un valor muy rico y delicado, los adultos debemos poner nuestros mejores esfuerzos para que los niños conserven este sentimiento en sus corazones. En el desarrollo de mis clases, tomo un tiempo para comentar con mis alumnos lo que observo en la calle y lo que escucho en los noticieros, con el objetivo de que aprendan a pensar en el otro.

TAPORI crea en los niños un sentimiento universal que hace que se sientan niños del mundo. Ellos dicen que TAPORI siempre lo llevan en la mente, por eso constantemente buscan amigos. 'Todos somos iguales', es la frase que más aflora en sus labios. Yo les digo: si sales a la calle y le dices a otro niño 'Soy TAPORI', él no entenderá. El niño me replicó: '¡Pero yo le explico!. Todos somos amigos, todos somos TAPORI'. Esta palabra se ha convertido en un sentimiento, un premio... es su forma de sentirlo.

Cuando el padre Joseph creó TAPORI, sabía de la riqueza que guardaban los niños, puso a voluntarios al servicio de éstos, para que motiven y recojan sus mensajes, experiencias y esperanzas para transmitirlas al mundo. Esta corriente de amistad se ha fortalecido gracias a los voluntarios y aliados que nos unimos para aprender y apoyar a los niños a cumplir sus sueños. El padre Joseph decía: 'Los niños de hoy, serán los hombres del mañana'; este es un llamado al que hay que acudir.

En la escuela en que trabajo los niños provienen de familias pobres y muy pobres, a veces es difícil entender que no todos tienen las mismas oportunidades, ahí mi compromiso como maestra y animadora TAPORI juega un papel importante. Debo de encontrar una manera en que todos los niños avancen juntos. Cuando veo a un niño aislado le pregunto lo que le pasa, seguro tiene algo que decir, algunas veces no ha hecho la tarea y eso le preocupa; no lo recrimino, porque sé que estos niños tienen muchas obligaciones en casa. Admiro la fuera de estos niños cuando se enferman, podrían faltar a clases, pero saben que eso sería una burla al sacrificio de sus padres. La escuela y el maestro deben ofrecer a los niños un lugrar de comprensión, pues para muchos la escuela es un escape al peso familiar que recae sobre ellos.

He agudizado mi observación en relación con los gestos y las palabras de los niños, los padres están muy interesados al igual que sus hijos en descubrir TAPORI, confían en mí, me apoyan, saben que yo estoy dispuesta a escucharlos.Recuerdo a Alfonso, estaba triste, no quería jugar ni hablar con nadie; cuando su padre vino a recogerlo le entregué la casa que había hecho su hijo, era la más grande y bonita. El señor Tomás me pidió que lo guardara en mi casa, ya que ellos no tenían un lugar seguro donde ir, estaban alojados en casa de una de sus hermanas.

De niña no descubrí la discriminación, he estudiado y vivido en un pueblo de mineros. Mi padre era minero, los hijos de los mineros íbamos a la misma escuela, llevábamos la misma calidad de materiales escolares, los mismos vestidos y zapatos, hasta nuestras casas eran iguales. Era bonito, no importaba ser hijo del administrador o de minero, en la escuela todos éramos iguales. De mis maestros no guardo buenos recuerdos. Soy zurda y me obligaban a escribir con la mano derecha. Esto me llenó de inseguridades que repercutieron en mi vida juvenil. A algunos maestros no les importaban los niños, lo único que querían era conservar su puesto de trabajo. Ser maestro no puede ser un trabajo, sino una vocación: somos los responsables de construir hombres y mujeres para el futuro."


Lourdes Martínez
Miembro del equipo TAPORI Bolivia

Fuente:
MOVIMIENTO ATD CUARTO MUNDO-REGIÓN AMÉRICA LATINA. Revista Lucha contra la exclusión, no. 7, mayo 2002, Perú/Bolivia, pp. 6-7.


Más información:

Recibe la información en tu correo electrónico

Enter your email address:

Delivered by FeedBurner